Buenos días

Señora presidenta de la Comunidad de Madrid

Señoras ministras

Autoridades, amigos y amigas

Muchas gracias por su asistencia. Gracias al Foro de la Nueva Comunicación y a Vodafone, su patrocinador. Y muchas gracias, por supuesto, a Fernando de Yarza, presidente de HENNEO. Gracias, querido Fernando, por tu generosa presentación.

Si tengo la oportunidad de estar aquí esta mañana, compartiendo con ustedes unas reflexiones sobre ‘El periodismo en tiempos de ruido’ pero también de esperanza, en un escenario muy impensable para esa estudiante que empezaba sus prácticas en 1979, es en buena medida porque ese colegial, Fernando de Yarza, se incorporó a la tarea editora familiar.

Tan de lleno, que se ha convertido en el presidente de los editores europeos y de una compañía que, con HERALDO DE ARAGÓN como alma máter, engloba a ‘Diario del Alto Aragón’, Radio Huesca, ‘Lainformación.com’, ‘20minutos’ y la comercializadora Blue Media; así como una potente división audiovisual, -con Factoría y Chip-, otra tecnológica -Hiberus-; y a una cuarta área industrial, dedicada a la impresión y a la distribución.

Es una evolución empresarial impactante, pero no sorprendente.

La vocación transformadora, la innovación tecnológica y el servicio a la sociedad enlazan los comienzos del grupo con el siglo XXI.

En esa redacción a la que llegué, había mucho humo, había restos de plomo mientras pasábamos al offset, y mucho ruido, el de los teletipos, los teléfonos y las máquinas de escribir.

Hoy, las redacciones son silenciosas, (demasiado para mi gusto), aunque hay otro tipo de ruido al que luego me referiré, y la velocidad con las que las noticias se cuelgan en la web es vertiginosa. Pero la esencia de la profesión, la obligación de contar noticias contrastadas y veraces, no ha cambiado.

Como ha dicho Fernando de Yarza, con su toque de humor, en la década de los ochenta había muy pocas mujeres en esa redacción, dos en concreto, que éramos ‘las chicas’, en un ambiente en el que todavía era una rareza nuestra presencia. Y qué era, verdaderamente, muy diferente al de hoy.

Hoy, el panorama ha cambiado sustancialmente. Las mujeres tienen cada vez más presencia, aunque es deseable que sea todavía mayor, también en los puestos de responsabilidad. HERALDO ha tenido tradicionalmente presidentas -hoy nos acompaña Pilar de Yarza, todo un referente para mí- y varias de las directivas de HENNEO son en este momento mujeres.

En concreto, ‘20minutos’, el diario que tengo la responsabilidad y el honor de dirigir, tiene, entre sus características diferenciales, la de contar con una audiencia mayoritariamente femenina, dato excelente para un diario generalista, lo que nos impulsa –me impulsa personalmente también- en el compromiso con la causa de la igualdad y con la necesidad de visibilizar los problemas, avances y aspiraciones de las mujeres.

Un periódico, decía Mathew Arnold en la Inglaterra acostumbrada a vibrar con los seriales de Dickens, se define por contar historias con un objetivo. Y así debe ser. Los medios no solo reflejan la realidad. Tienen el deber y la capacidad de cooperar en su transformación para hacerla mejor. Lo cual empieza precisamente por practicar la información veraz y el análisis ponderado, que es lo principal, aunque eso no sea su única tarea.

Y así ha sucedido y sucede, en el grupo HENNEO, comprometido con los intereses de su audiencia en los asuntos más variados, desde la consolidación de los valores democráticos a la lucha contra violencia contra las mujeres, contra la lacra del terrorismo y el apoyo a sus víctima, pasando por la defensa del Estado del bienestar y de reclamaciones cívicas en ámbitos tan diversos como el patrimonio, el medio ambiente, la igualdad o las infraestructuras.

Este compromiso es un gran rasgo diferencial de un grupo con 1.800 trabajadores, cuyos medios han conocido todas las técnicas de impresión y edición posibles.

Que entró en 1995 en la era digital y que, en una fecha tan simbólica como 2000, abrió una nueva etapa que ha llevado a su implantación nacional –un paso lógico dentro de su ADN abierto a España, a Europa y al mundo- y a un crecimiento que le ha convertido en el séptimo grupo de comunicación y en un actor muy relevante en el escenario de los medios.

Seguramente todas las generaciones de editores de HENNEO –hoy nos acompaña también aquí Fernando de Yarza Mompeón-, compartan las palabras del editor del New York Times a principios de este siglo: “Si el público desea información transmitida directamente a sus mentes, decía en 2002, crearemos una edición para el córtex cerebral”.

Es una hipérbole que expresa la pasión por lo que la filósofa Adela Cortina llama ‘periodismo imprescindible’, el que potencia una sociedad libre y abierta.

Atravesar tres siglos con plena dedicación al oficio de editar y al deber de informar brinda la perspectiva y la fortaleza necesarias para superar la oleada de crisis que han aquejado al sector de los medios. Sin miedo a afrontar nuevos proyectos, como ‘20 minutos’ y, muy recientemente, el del diario económico digital la información.com.

Me compete, como es lógico, referirme especialmente hoy a ’20 minuto’s, el diario que se convirtió en 2016 en la gran apuesta nacional de HENNEO.

Un medio de audiencia masiva, preferentemente joven y urbana, social y cercano, entretenido y riguroso.

Un diario al que quieren los lectores porque se hace querer.

Comprobarlo ha sido uno de los mayores acicates y una de las partes más gratificantes de mi nueva responsabilidad.

Porque quienes lo hacen y lo llevan hasta donde está su público (redacción, publicidad, marketing, distribución), ponen oficio y corazón en su tarea.

Por eso contamos con el apoyo fiel de los lectores en un momento de fragmentación de las audiencias, de enorme competencia, de agotamiento del modelo tradicional del negocio y de una desafección hacia la labor vital de los medios, contra la que, pueden creerme, luchamos sin descanso y con autocrítica.

Un medio que en su edición impresa se entrega en mano -somos un gran quiosco abierto- y que hace ya tiempo superó el cierto ‘estigma’ que rodeó a los gratuitos en sus inicios.

Con la expansión de internet como información de libre acceso, la distinción relevante hoy debe hacerse entre la prensa que ofrece credibilidad y calidad y la que no puede o no está interesada en hacerlo.

Como corresponde a un nacido en los umbrales del año 2000, ‘20 minutos’ es un ‘millennial’ que pone cada día, en más de tres mil puntos de distribución, 300.000 ejemplares en sus ediciones impresas de Madrid, donde somos líderes absoluto, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Córdoba y Granada.

Estas cifras lo sitúan como el diario generalista de mayor difusión en España, según la OJD. Y no nos producen vértigo: al contrario, nos emplazan a responder cada día a los lectores con una información viva, pegada a la actualidad y con una personalidad propia e inconfundible.

Como saben, ‘20minutos’ es, a la vez, un diario digital de referencia en España, con casi 11 millones de lectores al mes. Igualmente destacable es su liderazgo en las zonas de habla hispana: Ser el segundo diario digital en México, el tercero en Argentina y Colombia y número uno en Chile lleva a situarla como segunda web más leída en español.

Según los estudios del sector, nuestro diario es uno de los medios digitales más valorados a la hora de consultar por sus noticias fiables, por su análisis comprensible y equilibrado de los asuntos complejos y sus opiniones sólidas. Y a ello sumamos un valor añadido y nada banal: su estilo desenfado y abierto en los espacios de entretenimiento, muy apreciados por los lectores.

Son puntos fuertes, muy fuertes, que explican la atención y el proyecto del grupo para que el diario se consolide como referencia y siga creciendo sobre bases sólidas y por la fidelidad de sus lectores.

Son puntos también básicos en la encrucijada actual, en la que la labor del periodismo es despejar el caos que propicia una cantidad de información nunca vista hasta ahora.

Más información, lo sabemos hace ya tiempo, es una gran oportunidad pero no es sinónimo de mejor información. Todos podemos ser emisores y receptores a la vez, lo que ensancha el horizonte y atrae a más voces, pero eso no garantiza la veracidad.

Las redacciones, como decía al principio, son más silenciosas que antes –sin las campanillas de los teletipos, ni el timbre de los teléfonos de mesa ni el teclear de máquinas de escribir-, pero el enorme caudal de información hace a veces un ruido ensordecedor.

Un ruido que no percibe el oído pero que atruena en el cerebro. Ese caudaloso río lleva, a la vez, tesoros y troncos podridos en forma de falsas noticias. Más difíciles de combatir que antes por la tecnología cada vez más sofisticada con la que se difunden y por el anonimato que propicia la web.

Las redes han generado un nuevo escenario, lleno de ventajas y de riesgos. Las noticias son anunciadas en directo por una alarma y luego difundidas una y otra vez, hasta el infinito, se trate unas elecciones decisivas o de Operación Triunfo.

El papel de intermediación de los profesionales de la comunicación, como sucede con el de los políticos electos, se ha puesto en entredicho.

Es fundamental defender y mejorar ese papel, no bajar los brazos ni ceder el terreno a intereses no relacionados con la información.

En 2017 hemos podido comprobar que los ataques cibernéticos buscaban influir en los resultados del ‘bréxit’ o en el 1 de octubre. Terminales rusas, interesadas en ‘el cuanto peor, mejor’ para la democracia, trabajaron por la ruptura con la Unión, y boicotearon a la candidata Clinton.

No es casualidad que Trump prefiera dirigirse directamente a los estadounidenses, ni tampoco que muchos de ellos vuelvan los ojos a los medios capaces de generar informaciones críticas.

Hoy, como siempre, sigue siendo irrefutable que sin periodismo no hay democracia.

Los profesionales de la información ya no solo pelean por conseguir la información veraz que muchas veces el poder querría que no se conociera. La batalla se libra ahora contra la posverdad, es decir, contra la “distorsión deliberada de una realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”. Es la intoxicación de siempre, pero llega envuelta en la amable y cercana vía de las redes.

A la búsqueda de las cinco ‘ces’ del periodismo, como dice Iñaki Gabilondo –conocer, comprender, comprobar, contrastar y contar- se unen otras reglas: la pirámide invertida, que agrupaba la información relevante al inicio de la noticia, convive con el ‘rombo informativo’, que responde al carácter ilimitado y cambiante de la red en el tiempo y en el espacio. Y a su asombrosa capacidad de generar una conversación inacabada e interminable.

Lo analógico y lo digital se han fusionado. En las redacciones del siglo XXI, en concreto en la de ’20minutos’, se han integrado con toda naturalidad las nuevas figuras derivadas de ese espacio conectado y enlazado permanentemente. Son los buscadores, los analistas de audiencias, los posicionadores de noticias, los expertos en redes y también los periodistas de distribución, porque dan juego a los nuevos interlocutores que también sienten que son los medios…

Y lo son, en buena medida. Pero no en toda la medida. Los profesionales somos responsables de que la web sea espacio de velocidad, de inmediatez y de volumen, pero también de rigor y de profundidad.

Debemos conseguirlo. Es importante para todos que lo logremos.

Debemos entenderlo como una cuestión de salud social.

Se trata de evitar lo que el sociólogo Bauman llamaba el efecto túnel, una de las grandes paradojas de las redes: han sido concebidas para comunicar pero pueden acabar generando fenómenos de aislamiento.

La obsesión por coleccionar ‘me gustas’ o ver refrendada la opinión propia deja campo libre a los odiadores o a quienes no ven más allá de su propio túnel mental, con el consiguiente empobrecimiento de la calidad democrática.

En estos territorios de las nuevas funciones, necesidades, oportunidades y riesgos, ‘20minutos’ se beneficia del entorno estratégico avanzado que le proporciona HENNEO.

Garantizar la pluralidad es precisamente, uno de los principios editoriales básicos de HENNEO, que impregna la labor de todos los medios del grupo. La pluralidad entendida como garantía de la libertad informativa y la necesidad de defender la diversidad de opiniones, cuya presencia nos comprometemos a recoger sin perjuicio de los criterios que forman la línea editorial del grupo.

Por supuesto, y como ha dicho Fernando de Yarza en su intervención, HENNEO, y por ende ‘20minutos’, es independiente pero no neutral en la defensa de los principios democráticos, las libertades y el Estado de derecho, así como de los derechos humanos recogidos en las declaraciones internacionales, con especial atención a los que amparan a los menores y a las víctimas de violencia, persecución o discriminación.

Estos principios llevan a buscar la veracidad, la imparcialidad, el rigor, la precisión y la ecuanimidad. Ejercer el deber de informar sobre la base de estos valores busca proporcionar a la sociedad datos para formarse criterios propios y fomenta el debate sobre los asuntos de interés general. Abre espacio a la crítica y la denuncia, y también pone de manifiesto las mejoras conseguidas por quienes trabajan por el progreso de la sociedad.

Esto, me dirán ustedes, es teoría, y cualquiera podría defenderla. Pero no solo es teoría. Se trata, más bien, de una convicción que aspira a ser llevada a la práctica. Y tampoco se queda en eso. Quien les habla, según aprendió en la estimable escuela de periodismo que era y es HERALDO, se impone aplicar estos principios cada mañana y cada tarde, para que suenen de forma permanente como música de fondo para la letra que, desde ‘20minutos’, se imprime a diario o se escribe sin pausa en la pantalla.

En Miguel Strogoff, Julio Verne hace que los dos corresponsales de la novela, francés e inglés, se peleen en un rincón perdido de Siberia por el uso del telégrafo para transmitir su crónica. Uno de ellos transmite interminables versículos de la Biblia para impedir que su colega llegue a tiempo para enviar su texto a su diario.

La obsesión por contar lo que pasa y por hacerlo rápido, lo antes posible y mejor que nadie, está en la esencia del periodismo. Julio Verne era un visionario, pero alguien señalaba con acierto que sobre todo era un gran lector de periódicos. Y eso le permitía estar al tanto de los avances y la ciencia e imaginar un mundo mejor.

En esa redacción en la que comencé mi ejercicio, se encontraban periodistas que habían cubierto en 1930 el juicio por la sublevación de Jaca, y prácticamente habían llegado a HERALDO DE ARAGÓN poco después de que el regeneracionista Joaquín Costa enviara sus artículos de opinión al diario.

Eran eslabones de la cadena que nos ha traído hasta aquí, superando dificultades, guerras, crisis y también ese largo septenio en el que el diario fue intervenido durante la última dictadura. La vocación de editar y de informar, sirviendo a lectores y anunciantes y a la sociedad en general, han sido el impulso que lo llevan hacia el futuro, instante a instante, en el empeño de ofrecer información veraz y de servicio.

Termino, ‘20minutos’ tiene un compromiso, firmemente asumido, con el progreso de España, con su Estado de derecho y con la Constitución; siempre en el camino, esforzado y fascinante, de ese ideal irrenunciable que es Europa. Pueden tomarlo como una promesa. Muchas gracias.